¿Por qué Somos Agresivos?



 

La agresión es un comportamiento complejo que puede ser causado por una variedad de factores. Todos los seres humanos tenemos la posibilidad de volvernos agresivos porque tenemos una parte instintiva que nos permite protegernos cuando algo nos parece amenazante o peligroso. También somos reactivos. Es decir, si la experiencia y las vivencias nos han convencido de que el mundo que nos rodea es hostil, la mente puede percibir peligro donde no lo hay. Estas son algunas posibles razones por las cuales las personas pueden mostrar agresión:

 

Instintos y supervivencia: Desde una perspectiva evolutiva, la agresión puede ser vista como un mecanismo de supervivencia. En situaciones de amenaza o competencia por recursos limitados, la agresión puede surgir como una forma de protegerse a uno mismo o a los recursos necesarios para la supervivencia. Podemos llegar a comportamientos extremos.

Frustración: La agresión a menudo se relaciona con la frustración. Cuando las personas se sienten obstaculizadas en la consecución de sus objetivos o cuando sus necesidades no son satisfechas, pueden experimentar frustración, lo que a su vez puede desencadenar comportamientos agresivos. La frustración es una forma de impotencia. La impotencia se refiere a la sensación de no tener control o capacidad para cambiar una situación. Cuando una persona se siente frustrada, a menudo es porque se enfrenta a obstáculos que le impiden alcanzar sus metas o deseos, lo que puede generar una sensación de impotencia.

Por ejemplo, si alguien está trabajando arduamente para lograr un objetivo y continuamente encuentra barreras que no puede superar, puede sentirse frustrado. Esta frustración surge porque la persona percibe una falta de poder para influir en el resultado deseado, lo cual es una forma de impotencia. La frustración, por lo tanto, puede ser vista como una manifestación emocional de la impotencia, reflejando la brecha entre lo que la persona quiere lograr y lo que siente que es capaz de hacer dadas las circunstancias actuales.

Aprendizaje social: La agresión también puede ser aprendida a través de la observación y la imitación de modelos agresivos en el entorno social. Si una persona observa que la agresión es efectiva para obtener lo que quiere o para resolver conflictos, es más probable que adopte comportamientos agresivos.

Factores biológicos y genéticos: Algunos estudios sugieren que ciertos factores biológicos y genéticos pueden influir en la predisposición hacia la agresión. Por ejemplo, desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina pueden estar relacionados con comportamientos agresivos. Esto ocurre en un embarazo estresante, con maltratos, no deseado, temprano, por violación y otros factores que modifican la química neuronal de la madre. 

 

Factores psicológicos: La personalidad y los rasgos psicológicos individuales también pueden desempeñar un papel en la agresión. Por ejemplo, las personas con baja autoestima, dificultades para controlar sus impulsos o problemas de manejo del estrés pueden ser más propensas a la agresión. Vivette Glover ha demostrado que este tipo de predisposiciones se generan en la etapa gestacional. 

Circunstancias sociales y culturales: Las normas sociales y culturales pueden influir en la forma en que se percibe y se expresa la agresión. En algunas culturas, la agresión puede ser más aceptada o incluso alentada en ciertas situaciones, mientras que en otras puede ser fuertemente condenada. El entorno donde se desarrollan los niños dictará la tendencia a reacciones agresivas. Ya te hemos dejado mucha información en libro “La Bestia Interior”.

 



 

Es importante destacar que la agresión es un fenómeno multifacético y que la combinación de varios de estos factores puede contribuir a su manifestación. Además, la agresión puede variar en forma y gravedad, desde comportamientos verbales o pasivos hasta comportamientos físicos violentos. La comprensión de las causas subyacentes de la agresión es fundamental para abordarla de manera efectiva y promover un ambiente social más pacífico y seguro.

 

¿Cómo nos convertimos en personas agresivas?

 

Otro enfoque para comprender la agresión se centra en factores psicosociales y ambientales que pueden contribuir al desarrollo de comportamientos agresivos:

 

Modelado y aprendizaje: Desde una edad temprana, los individuos pueden aprender a ser agresivos al observar y modelar el comportamiento agresivo de figuras significativas en sus vidas, como padres, hermanos mayores o compañeros. Si un niño observa que la agresión es una forma efectiva de resolver conflictos o de obtener lo que quiere, es más probable que imite esos comportamientos.

Recompensa y refuerzo: Los comportamientos agresivos a menudo pueden ser recompensados o reforzados en ciertos contextos sociales. Por ejemplo, si un niño es agresivo con sus compañeros y obtiene lo que quiere, como un juguete o atención, es probable que repita ese comportamiento en el futuro.

Exposición a la violencia en los medios de comunicación: Los medios de comunicación, como la televisión, el cine y los videojuegos, a menudo representan la violencia de manera glamorosa o como una solución efectiva a los problemas. La exposición constante a este tipo de contenido violento puede desensibilizar a las personas ante la agresión y aumentar la probabilidad de que la imiten.

Entorno familiar y social: El entorno familiar y social en el que crecen los individuos puede influir significativamente en el desarrollo de comportamientos agresivos. Por ejemplo, un entorno familiar disfuncional, la falta de apoyo emocional o la exposición a la violencia doméstica pueden aumentar el riesgo de que un individuo desarrolle comportamientos agresivos.

Estrés y frustración crónicos: El estrés crónico, la insatisfacción con la vida y la falta de habilidades para manejar la frustración pueden aumentar la probabilidad de que una persona recurra a comportamientos agresivos como una forma de liberar tensiones emocionales o como una manera de sentirse en control de la situación. Personas muy pasivas y tranquilas pueden estallar en eventos violentos y agresivos si el grado de frustración e impotencia son muy grandes. 

Desigualdades socioeconómicas y discriminación: Las desigualdades socioeconómicas y la discriminación pueden generar resentimiento y frustración en ciertos grupos de la sociedad, lo que puede contribuir a la expresión de comportamientos agresivos como una forma de protesta o resistencia. Desafortunadamente esto lo estamos viviendo con la violencia de género, los feminicidios, el abuso infantil, etc. 

 

La agresión puede surgir como resultado de una combinación de factores psicosociales, ambientales y situacionales. Entender estos factores puede ayudar a abordar la agresión de manera más efectiva y desarrollar estrategias para prevenirla y reducirla.

 


¿Qué es un ambiente familiar disfuncional?

 

Un ambiente familiar disfuncional es aquel en el que hay una serie de problemas y conflictos que afectan negativamente el bienestar emocional, psicológico y físico de sus miembros. Estos problemas pueden manifestarse de diversas formas y pueden incluir, entre otros aspectos:

 

Comunicación deficiente: En un ambiente familiar disfuncional, la comunicación entre los miembros puede ser negativa, poco clara o inexistente. Pueden surgir dificultades para expresar emociones, resolver conflictos de manera constructiva o entender las necesidades de los demás.

Abuso emocional, verbal o físico: El abuso emocional, verbal o físico puede ser una característica de un ambiente familiar disfuncional. Esto puede incluir insultos, amenazas, violencia física, manipulación emocional o negligencia, lo que puede tener efectos devastadores en la autoestima y la salud mental de los miembros de la familia.

Conflictos constantes: En un ambiente familiar disfuncional, los conflictos pueden ser frecuentes y prolongados. Pueden surgir disputas sobre temas diversos, como dinero, roles familiares, decisiones importantes o problemas personales, lo que genera un clima de tensión y hostilidad en el hogar.

Adicciones: La presencia de adicciones, como el abuso de sustancias (alcohol, drogas) o comportamientos adictivos (juego, compras compulsivas), puede contribuir a la disfunción familiar. Las adicciones pueden afectar las relaciones familiares, la estabilidad financiera y la salud física y mental de los miembros de la familia.

Desinterés por las necesidades de los miembros: En un ambiente familiar disfuncional, puede haber una falta de apoyo emocional y afectivo hacia los miembros de la familia. Los padres pueden estar ausentes física o emocionalmente, o pueden priorizar sus propias necesidades sobre las de sus hijos.

Falta de límites y estructura: La falta de límites claros y una estructura familiar inconsistente pueden generar confusión y ansiedad en los miembros de la familia. Los roles y las responsabilidades pueden ser difusos, lo que dificulta la creación de un ambiente seguro y predecible.

 

Es importante tener en cuenta que un ambiente familiar disfuncional puede tener consecuencias significativas en el desarrollo emocional, social y cognitivo de los individuos, y puede aumentar el riesgo de problemas como la depresión, la ansiedad, los trastornos de conducta y las dificultades en las relaciones interpersonales. Es fundamental buscar ayuda y apoyo si se encuentra en una situación familiar disfuncional, ya sea como miembro de la familia o como observador externo. La agresión de algunos de los miembros de la familia puede llegar a niveles insospechados. 

 

Teorías que explican la agresividad humana

 

Existen diversas teorías que explican la agresividad humana desde diferentes perspectivas. Algunas de estas teorías incluyen:

 

Teoría biológica: Esta teoría sugiere que la agresión tiene raíces biológicas y está influenciada por factores genéticos, hormonales y neurobiológicos. Por ejemplo, se ha encontrado que niveles elevados de testosterona pueden estar asociados con un aumento de la agresión. Además, la teoría biológica también considera la influencia de la evolución en la agresión, argumentando que ciertos comportamientos agresivos pueden haber evolucionado como adaptaciones para la supervivencia y la reproducción.

Teoría psicológica: Desde una perspectiva psicológica, se sugiere que la agresión puede ser el resultado de procesos mentales y emocionales, como la frustración, el aprendizaje social, los trastornos psicológicos y la falta de habilidades de afrontamiento. Por ejemplo, la teoría del aprendizaje social de Albert Bandura postula que las personas pueden aprender comportamientos agresivos al observar y modelar el comportamiento agresivo de otros en su entorno.

Teoría sociocultural: Esta teoría enfatiza el papel de la cultura y el entorno social en la determinación de la agresión. Los factores socioculturales, como las normas sociales, las creencias culturales, la desigualdad socioeconómica y la exposición a la violencia en los medios de comunicación, pueden influir en la forma en que se percibe y se expresa la agresión en diferentes sociedades y grupos culturales.

Teoría de la frustración-agresión: Esta teoría, propuesta por Dollard, Doob, Miller, Mowrer y Sears en 1939, sugiere que la agresión es el resultado de la frustración experimentada cuando los individuos son impedidos de alcanzar un objetivo deseado. Según esta teoría, la agresión es una forma de respuesta al estado emocional de frustración.

Teoría del control social: Esta teoría sugiere que la agresión puede ser el resultado de la falta de control social y de normas sociales claras que regulen el comportamiento agresivo. Cuando las personas perciben que hay pocas consecuencias negativas por comportarse de manera agresiva, es más probable que se involucren en comportamientos agresivos.

 

Estas son solo algunas de las teorías que intentan explicar la agresividad humana desde diferentes perspectivas. Es importante tener en cuenta que la agresión es un fenómeno complejo y multifacético, y que puede ser influenciado por una combinación de factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Entender la mente humana es muy complejo porque somos únicos. Cada persona tiene una forma única de procesar la información y sus experiencias. Todo mal comportamiento tiene una historia y es importante encontrar la raíz para erradicarlo.

Recuerda que cuando tú educas a tus hijos ellos aprenden y tú también. 

Yo soy Zelidéh López y es un placer saludarte. Si tienes preguntas no dudes en contactarme, estoy en todas las redes sociales y es un gusto poder apoyarte.

 


 

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