7 CLAVES PARA LIDIAR CON UN ADOLESCENTE DIFÍCIL


7 Claves para lidiar con un adolescente difícil 

1. Evita ceder tu poder



Lo primero que aprenden los niños es a conocer a sus padres por su comunicación corporal y no verbal. Eso les permite reconocer sus puntos débiles. Con esta información ellos pueden sacarte fácilmente de tus casillas y hacerte reaccionar negativamente. Para lograrlo, utilizan una variedad de formas tales como:

»      desobedecer,

»      no escuchar, 

»      responder,

»      explosiones de temperamento, 

»      romper las reglas, 

»      descartar,

»      regatear

»      burlarse y provocar. 

Tus reacciones le darán información acerca de si tuvo éxito o no en molestarte y ganarte la partida. Es decir que él o ella saben que ¡han tenido éxito en presionar tus botones!

Lo que nos toca hacer a los adultos con un adolescente difícil, es mantener la calma. Recuerdas aquello de respira y cuenta hasta diez, pues bien, con ellos, en ocasiones, llegas a mil. Así que tus estrategias internas importarán muchísimo. 

Evita estar en reptiliano o modo reactivo. La mejor forma de usar tu juicio y tus recursos internos para tú controlar la situación es mantener la clama y hacer uso de tu inteligencia emocional y por supuesto tus herramientas de rapport y empatía. Ahora bien, es muy normal que te sientas molesto, irritado o desafiado, eso es precisamente lo que ellos buscan. Lo mejor es cambiar de posición corporal, romper el momento de tención y darle algo que pensar al cerebro reptiliano de tu adolescente. 

Usa su misma estrategia y observa sus reacciones. Lo mejor es romper con el enojo con palabras simples como “ya lo sacaste de tu corazón”, ahora podemos platicar sobre la situación con más calma. En fin se te pueden ocurrir mil maneras de hacerlo. Quien mejor que tú para identificar sus puntos débiles y su fortaleza, úsalas a tu favor y edúcalo(a) para que aprenda a controlar sus impulsos. 

Lo mejor es no abordar el tema o las decisiones si sigues enojado(a). 


2. Establece límites claros



Sabemos que la adolescencia es el tiempo en el que los jóvenes buscarán su independencia, identidad, pertenencia y su propia toma de decisiones. Esa es la razón por la cual necesitan retar a la autoridad sea quien sea. Por supuesto que lo mejor es establecer límites antes de que lleguen a esta edad, pero si no lo has hecho por alguna razón, es el momento de ser muy claros. 

Los límites que dan mejores resultados son aquellos que son justos, razonables, que tienen consistencia y forman el carácter. Puedes llamarlas reglas básicas de la casa y apoyarte en valores. Podrías involucrarlos y determinar las reglas de equipo y dejar que ellos opinen. O irte directo a códigos de conducta dentro del círculo familiar. Sólo recuerda que el ejemplo arrasa. 

Es importante que tengas en cuenta que si tu adolescente ya es un chico difícil y estás lidiando con él o ella, es posible que antes no hayas puesto claro el comportamiento y/o conducta que esperas de ellos. Sin embargo, diles que es el momento de hacerlo, de cambiar reglas y respalda tu decisión con acciones claras. Si cedes una vez tendrás que ceder siempre. 

Por eso es muy importante pensar en cuáles serán las reglas y las consecuancias si no se cumplen. Las reglas o acurdos deben aplicar para todos en casa, sobre todo en el caso de cooperación, tareas asignadas, horarios y acuerdos. Lo más importante es que en este trato o convivencia exista el respeto entre todos. Sin importar la edad todos merecen ser respetados y escuchados. Existen los privilegios y ellos necesitan entender quien los recibe y por qué. 

Es importante que tomes en cuenta que dependiendo de la situación, podría haber una lista de reglas de convivencia, cooperación, reglas de actividades escolares, en los trabajo de equipo, para salir con amigos y si te parece importante determinar el uso de celulares, tablets o internet. La lista de límites debe ser relativamente corta pero clara, e indicarse por escrito cuando sea apropiado. Dales la opción de sugerir reglas y consecuancias. Es muy importante que tengan algo de responsabilidad a la hora de los castigos o sanciones. 

Por supuesto, algunos adolescentes tratarán de desafiar deliberadamente tus límites para ver si cumples lo que dices y probar qué tanto pueden salirse con la suya. Más adelante te explicaré como puedes abordar esta problemática. En el último de los casos aparecerá la autoridad. Siempre es un recurso, aunque no el mejor. 

3Utiliza una comunicación asertiva y efectiva



Te he dejado un artículo que habla del rapport y la empatía, ahí aprenderás un poco como hacerlo. 

James Humes, autor y antiguo redactor de los discursos presidenciales, señaló que:

"El arte de la comunicación es el lenguaje del liderazgo".

Esta afirmación es particularmente aplicable cuando se trata de trabajar con niños y jóvenes y motivar a los adolescentes. Cuando te enfrentas a un joven difícil, fortalece tu posición utilizando habilidades de comunicación asertiva que te he dejado en artículos anteriores, pero sobre todo el rapport. 

4. Al tratar con varios  adolescentes difíciles (en el caso de un maestro/a), concéntrate en el líder



La experiencia me dice que cuando hay un grupo de adolescentes rebeldes o difíciles, existe, entre ellos, un líder el cual los dirige para sus azañas y comportamientos. Curiosamente esto mismo pasa con grupos de porristas, de fútbol americano o soccer, en fin grupos deportivos o artísticos. Suelen ser grupos de poder y molestan a la minoría, los bébiles o los que consideran su competencia. 

Los maestros sabemos que cuando nos enfrentamos a un grupo de estudiantes disruptivos en clase, no es necesario tratar con cada uno de forma individual. Casi siempre, al ser firme con el líder y hacer que se alinee, el resto del grupo lo seguirá. Otra técnica de gestión es separar físicamente a las personas desafiantes (a través de asientos asignados, diferentes grupos de trabajo, etc.) por lo que es menos probable que formen una clica y se alimenten el uno del otro. No te aseguro que esta última te funcione muy bien. Todo dependerá del poder de influencia que hayas logrado con el grupo y tu carácter. 

Lo que funciona con los estudiantes también puede funcionar con adolescentes en otras situaciones, ya sean tus hijos, atletas, empleados o miembros de un grupo. Al centrarte en el líder, dividir y conquistar el comportamiento indecoroso, es más probable que un grupo de adolescentes se comporte de forma adecuada. Si el cabecilla del grupo es tu hijo, es una forma de ayudar a todos los demás. Ahora que si conoces a los amigos de tu hijo e identifiacas al líder, también será un punto a tu favor si logras neutralizar su poder entre los chicos. 

5. En situaciones leves, mantén el humor y muestra empatía



En situaciones relativamente leves cuando un adolescente está siendo difícil, muestra empatía al no reaccionar demasiado. Responde con una sonrisa en lugar de un ceño fruncido. Puedes decirte a ti mismo con un poco de humor: "allí va de nuevo", y luego continúa con lo tuyo. Es un poco como manejamos los berrinches de los niños más pequeños. 

Mantente por encima del alboroto. Evita decirle a un adolescente qué hacer en asuntos triviales. Los consejos permanentes no solicitados pueden ser interpretados como exigencias o críticas, en el mejor de los casos, o una amenaza para la autoestima, la formación de la independencia, el carácter y su identidad. En el peor de los casos, esto puede convertirte en el "enemigo" o "el extraño en su vida". Da un espacio razonable para tu adolescente y déjalo ser.

Cuando un adolescente te molesta, en lugar de sentirte enojado, irritado o ansioso, toma un poco de distancia, respira profundamente y recuerda que no debe ser fácil pasar por ahí.  En el podcast de “Adolescentes complicados pero simples”, realizamos un ejercicio de retrsopección para reordarte esta época. Ahí escribiste algunas frases que te decías o decias a tus padres. Úsalas para calmarte y entender su situación.

Por ejemplo:

“Mi hijo es tan irritable. Probablmente esté deseando la independencia mientras aún vive con sus padres”.

"Mi hija se resiste demasiado. Es importante considerar que puede tener situaciones en la escuela o con sus amigos que no la tengan feliz.”.

“Mi estudiante está muy desmotivado. Necesito tomar en cuenta que está en una etapa difícil y puede tener problemas familiares o escolares”.

Sin duda, las declaraciones empáticas no excusan el comportamiento inaceptable. La intención de hacerte estos recordatorios es darles una oportunidad más. El punto es recordarte a ti mismo que muchos adolescentes luchan por dentro, y la atención consciente de su experiencia puede ayudarte a relacionarte con ellos con más desapego y ecuanimidad.

6. Dales la oportunidad de ayudar a resolver problemas (si es apropiado)



Muchos adolescentes difíciles se comportan como lo hacen porque no creen que los adultos los escuchan realmente. Cuando veas a un adolescente molesto o bajo cierta angustia, ofrécele la opción de hablar contigo. Dile, por ejemplo, "estoy aquí para escuchar si quieres hablar, ¿de acuerdo?” Hazle saber que estás disponible y recuérdaselo de vez en cuando, pero no insistas en ello. Usa la estrategia de "retirarte" y dale timepo a tu hijo y/o alumno a que el o ella sea el que de el primer paso para hablar.

En situaciones apropiadas cuando te estás comunicando con un adolescente acerca de su experiencia, escucha sin hacer comentarios (al menos por un tiempo). Simplemente quédate allí y sé un "amigo", sin importar cuál sea tu papel real en relación con el chico. Permite que se genere una atmósfera de empatía y confianza para que el adolescente se sienta a gusto abriéndose contigo.

Antes de ofrecer cualquier retroalimentación, pregúntale al adolescente si está dispuesto a escucharla. Por ejemplo, dile “¿quieres escuchar lo que pienso sobre esto? Si no, está bien. Todavía estoy aquí para escuchar”. De nuevo, usa la estrategia de "retirarte" y deja que el adolescente quiera escuchar tus comentarios cuando esté listo.

Cuando hables sobre algún problema, incluye al joven en discusiones sobre problemas y soluciones. Solicita retroalimentación. Pregunta, por ejemplo, "lo que paso no fue muy grato, ¿cómo manejarías este problema?" Ve si sale con alguna idea constructiva. Siempre que sea posible, evita insistir en una respuesta. Deja sembrada la semilla y espera a que germine. El o ella vendrá a ti tarde que temprano. Ellos necesitan a sus padres y en el mejor de los casos a sus maestros para resolver ciertas situaciones. Confía en lo que has sembrado. Examina varias opciones razonables con la retroalimentación de tu hijo y/o alumno y lleguen a un acuerdo mutuamente aceptable. Si la riña fue entre hermanos trabaja con cada uno por separado y pregúnta si quieren dialogar juntos. Ellos te darán la pauta para el diálogo. 

Por otro lado, si lo que escuchas es principalmente culpa, quejas y críticas, no manifiestes estar de acuerdo o en desacuerdo. Simplemente di que vas a tener en cuenta lo que dijo, y sigue adelante con lo que hay que hacer, incluyendo el despliegue de consecuencias.

7. En situaciones graves, haz efectivas las consecuencias para reducir la resistencia y obliga al respeto y la cooperación



Cuando un adolescente insiste en violar reglas y límites razonables, y no acepta un "no" como respuesta, haz que haya consecuencias. Tomando en cuenta cómo dijste ese NO y las características del cerebro.

La capacidad de identificar y hacer efectivas las consecuencias es una de las habilidades más poderosas que podemos usar para "mantenernos" frente a una persona desafiante. Efectivamente articulada, la consecuencia da pausa al individuo difícil, y lo obliga a cambiar de la resistencia a la cooperación.

Aunque no es agradable tratar con los adolescentes difíciles, hay muchas habilidades y estrategias efectivas que puedes emplear para minimizar su actitud desafiante y aumentar su cooperación. Es un aspecto importante del éxito del liderazgo y el uso de estrategias y herramientas de PNL además de tomar en cuenta las características naturales del cerebro. Hay muchas cosas que puedes hacer para mejorar tu comunicación con tus hijos. Sin embargo, siempre lo dire, la mejor opción es empezar en el embarazo y prevenir antes que corregir. 

Te dejo el enlace a un libro que te ayuda con tus adolescentes (https://a.co/d/3LrknKe


 

Hasta la próxima. 

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